Cuenta la leyenda que, al llegar al valle del Chili, el inca Mayta Cápac recibió una petición de sus súbditos, quienes, deslumbrados por la belleza del paisaje y la suavidad del clima, solicitaron permiso para establecerse allí. En respuesta, el inca exclamó: «Ari qipay» o «Are quepay», que en quechua significa «Sí, quedaos». Esta expresión fue registrada por el padre Calancha en la crónica Orden de San Agustín y traducida por J. Ignacio Gamio.
Hoy en día, Arequipa es un destacado centro industrial y comercial del Perú, considerada la segunda ciudad más industrializada y una de las de mayor actividad económica en el país.
El asentamiento que dio origen a la ciudad fue fundado el 15 de agosto de 1540 bajo el nombre de Villa Hermosa de Nuestra Señora de la Asunta. Posteriormente, el 25 de septiembre de 1541, una cédula real del rey Carlos V le otorgó el título de Ciudad de Arequipa.
Su casco histórico, que se extiende sobre 332 hectáreas, fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000. Este espacio alberga un invaluable patrimonio arquitectónico y cultural, convirtiendo a la ciudad en un destino turístico de gran relevancia tanto a nivel nacional como internacional. Entre sus joyas arquitectónicas destacan las edificaciones religiosas de las épocas virreinal y republicana, fruto de la fusión entre la tradición española y la autóctona, dando origen a la célebre Escuela Arequipeña, cuya influencia llegó hasta Potosí.
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